viernes, 13 de junio de 2014

Retinopatía y otros problemas oculares

Los problemas que afectan la retina de las personas aquejadas de diabetes se pueden tratar con buenos resultados mediante la cirugía por láser. Ésta resulta más eficaz para impedir el empeoramiento de la visión que para restablecerla, por lo que es crucial una pronta detección de la retinopatía y otros problemas oculares.

Retinopatía y otros problemas oculares

Retinopatía diabética.

En la retinopatía, los vasos sanguíneos de menor calibre, o capilares, de los ojos pueden quedarse obturados y provocar fugas en los vasos sanguíneos. Como consecuencia de esto, puede producirse visión borrosa y doble, así como posible pérdida de la visión. La cirugía por láser quema y cierra herméticamente las zonas diminutas de los vasos sanguíneos que presentan fugas, con lo que hace posible que la retina se seque y funcione con normalidad. El procedimiento se lleva a cabo en la consulta del oftalmólogo, dura tan sólo unos minutos, produce escasas molestias o ninguna, y es capaz de disminuir en un 90 % el riesgo de pérdida de visión grave debido a la retinopatía diabética.

En ocasiones, los vasos sanguíneos retinianos que han sufrido alteraciones vierten sangre en el humor vitreo, una sustancia transparente situada en el interior del ojo. Si esto sucede, puede ser que se vean manchas flotantes o que se pierda la visión casi por completo, según el volumen de la hemorragia. La cirugía por láser se puede llevar a cabo una vez que la sangre concentrada sea absorbida por el cuerpo. Las cataratas, si se tratan pronto, pueden ser evitadas con un control adecuado de la glucemia. Cuando la visión está notablemente deteriorada, sin embargo, el único tratamiento efectivo disponible es la cirugía. El glaucoma ofrece una buena respuesta a la medicación y a la cirugía por láser.

La retinopatía es una de las muchas complicaciones que presenta la diabetes, en un artículo anterior ya comentamos la lesión renal.

lunes, 9 de junio de 2014

Lesión renal (nefropatía)

Se cree que un buen control de la glucemia puede neutralizar y eliminar la proteinuria en sus primerísimos estadios, pero una vez que la enfermedad renal supera esa fase, lo único que puede controlar la glucemia de forma óptima es retardar el avance de la enfermedad. No existen medicamentos para curar las enfermedades renales, pero su médico puede recetarle fármacos para tratar la hipertensión arterial, que provoca un daño considerable a los riñones. Los fármacos que sirven para controlar la hipertensión se denominan inhibidores de la presión arterial.

Lesión renal (nefropatía)

Lesión renal o nefropatía.

Cuando se pierde un 90 % de la función renal, la diálisis (filtración de los productos de desecho de la sangre) es necesaria para permanecer con vida. Existen dos tipos de diálisis. En la diálisis peritoneal se requiere un pequeña intervención quirúrgica, mediante la cual se inserta a través de la pared abdominal un tubo de plástico que llega hasta la cavidad peritoneal. Esta cavidad tiene una membrana denominada peritoneo, que actúa a modo de filtro a través del cual pasa la sangre, donde es depurada de productos de desecho. El otro tipo es la hemodiálisis, en la que se inserta una cánula en el brazo, y a través de ésta fluye la sangre, que es filtrada mediante un aparato llamado dializador. No hay que confundir la nefropatía con la neuropatía.

El dializador elimina los productos de desecho de la sangre y devuelve la sangre depurada a la circulación.

El trasplante de riñón es una posibilidad para pacientes cuya insuficiencia renal es extrema, aunque en general no se recomienda en personas mayores de 65 años. Los mejores donantes de riñón son los parientes cercanos, si bien se sabe que existe hasta un 80 % de éxitos dos años después del trasplante en personas que han recibido riñones de individuos con quienes no tenían ningún parentesco. Si es sometido a un trasplante de riñón, será preciso que tome fármacos antirrechazo durante el resto de su vida. Si el riñón implantado no funciona o su cuerpo lo rechaza, tendrá la opción de volver a la diálisis o de recibir otro riñón. Una forma más reciente de enfocar el transplante renal fallido es el trasplante de páncreas. Aunque este procedimiento no se lleva a cabo a menudo, es de esperar que las investigaciones actuales y nuevos trasplantes lo conviertan en una posibilidad más asequible.